martes, 17 de enero de 2012

Vamos a hacer una guitarra

En esta ocasión, vamos a realizar una guitarra con una caja vacía de pañuelos de papel.





  • Materiales:
    • Caja de pañuelos. 
    • Pegatinas para decorar. 
    • Rotuladores.
    • Gomas elásticas de diferentes tamaños.
  • Procedimiento:
    • Decoramos la caja como más nos guste, con pegatinas o coloreando.
    • Colocamos las gomas en la caja de forma que queden sobre la apertura como vemos en la imagen

sábado, 7 de enero de 2012

Actividades

En esta ocasión os traigo un boletín de actividades que los pequeños pueden realizar a través de enlaces externos. Para acceder al boletín hacer clic aquí

viernes, 6 de enero de 2012

La ratita presumida

Erase una vez una ratita que estaba barriendo la puerta de su casa y cantaba: "tralará larito barro mi casita y todos los días la misma faena, tralará larito barro mi casita" y de repente se agachó y cogió una moneda que había en el suelo. 
- ¿Qué me compraré? ¡Ya lo tengo! Me comparé caramelos. No, no, que se me ensuciarán los dientes. - Siguió pensándolo - ¿Qué me compraré? ¡Ya lo tengo! Me compraré un lacito para mi cola. 
La ratita fue a la tienda, compró un lazo rojo, lo puso en su cola y se sentó a la puerta de su casa.
Al poco rato pasó por allí un perro que al ver tan elegante a la ratita le dijo: 
- Ratita, ratita, pero que bonita estás. ¿Te quieres casar conmigo? 
- ¿Y por la noche que harás? - preguntó la ratita. 
- ¡Guau, guau, guau! 
- No, no, que me asustarás. 
Y el perro se marchó ladrando de rabia. 
Todavía se veía el perro por el camino cuando llegó un gallo muy emplumado que al ver tan bonita a la ratita le dijo:
- Ratita, ratita, pero que bonita estás. ¿Te quieres casar conmigo? 
- ¿Y por la noche que harás? - preguntó la ratita.
- Quiquiriquí, quiquiriquí. 
- No, no, que me asustarás.
Y el gallo se fue a buscar a una gallina.
A los dos minutos pasó por allí un gato y al ver a la ratita se acercó y le dijo: 
- Ratita, ratita, pero que bonita estás. ¿Te quieres casar conmigo? 
- ¿Y por la noche que harás? - preguntó la ratita.
- ¡Miau, miau!
- No, no, que me asustarás.
Y el gato se alejó maullando. 
Una hora más tarde pasó por allí un ratón y al ver a la ratita le dijo: 
- Ratita, ratita, pero que bonita estás. ¿Te quieres casar conmigo? 
Y la ratita le preguntó: 
- ¿Y por la noche que harás? 
- Dormir y callar, dormir y callar. 
- Pes contigo me he de casar.
La ratita presumida se casó con ratón y vivieron felices, comieron perdices y a nosotros nos dieron con los huesos en las narices.
FIN


Extraído de Encina

Muñequitos con el rollo de papel higiénico

En esta ocasión vamos a realizar unos simpáticos muñequitos con rollos de papel higiénico. Es conveniente que los niños cuenten con la supervisión de un adulto. 



  • Materiales:
    • Rollos de cartón. 
    • Temperas.
    • Pinceles.
    • Ojos móviles.
    • Tijeras.
  • Procedimiento:
    • Comienza cortando las tiras sobre un extremo del tubo, dejando hasta un tercio sin cortar en el otro extremo. 
    • Dobla cada tira del cartón hacia arriba y en forma redondeada. 
    • Dibuja los ojos sobre el cartón o salta este paso si vas a utilizar ojos de plástico. 
    • Termina coloreando el tubo de cartón con las temperas del color elegido. 
    • Por último pega los ojos de plástico si no los pintaste anteriormente. 

Extraído de Manualidades

Colorea al niño y a su perrito


Extraído de Google Imágenes

Hansel y Gretel

Hansel y Gretel vivían con su padre, un pobre leñador, y su cruel madrastra, muy cerca de un espeso bosque. Vivían con muchísima escasez, y como ya no les alcanzaba para poder comer los cuatro, deberían plantearse el problema y tratar de darle una solución. 
Una noche, creyendo que los niños estaban dormidos, la cruel madrastra le dijo al leñador: 
- No hay bastante comida para todos: mañana llevaremos a los niños a la parte más espesa del bosque y los dejaremos allí. Ellos no podrán encontrar el camino a casa y así nos desprenderemos de esa carga.
Al principio, el padre se opuso rotundamente a tener en cuenta la cruel idea de la malvada mujer. 
- ¿Cómo vamos a abandonar a mis hijos a la suerte de Dios?, quizás sean atacados por los animales del bosque - gritó enojado.
- De cualquier manera, así moriremos todos de hambre - dijo la madrastra y no descansó hasta convencer al débil hombre de llevar adelante el malévolo plan que había trazado. 
Mientras tanto los niños, que en realidad no estaban dormidos, escucharon toda la conversación. 
Gretel lloraba amargamente, pero Hansel la consolaba. 
- No llores, querida hermanita - decía él - yo tengo una idea para encontrar el camino de regreso a casa. 
A la mañana siguiente, cuando salieron para el bosque, la madrastra les dio a cada uno de los niños un pedazo de pan. 
- No deben comer este pan antes del almuerzo - les dijo - eso es todo lo que tendrán para el día. 
El dominado y débil padre y la madrastra los acompañaron a adentrarse en el bosque. Cuando penetraron en la espesura, los niños se quedaron atrás, y Hansel, haciendo migas de su pan, las fue dejando caer con disimulo para tener señales que les permitieran luego regresar a casa. 
Los padres los llevaron muy adentro del bosque y les dijeron: 
- Quédense aquí hasta que vengamos a buscarlos. 
Hansel y Gretel hicieron lo que sus padres habían ordenado, pues creyeron que cambiarían de opinión y volverían por ellos. Pero cuando se acercaba la noche y los niños vieron que sus padres no aparecían, trataron de encontrar el camino de regreso. Desgraciadamente, los pájaros se habían comido las migas que marcaban el camino. Toda la noche anduvieron por el bosque con mucho temor observando las miradas, observando el brillo de los ojos de las fieras, y a cada paso se perdían más en aquella espesura.  
Al amanecer, casi muertos de miedo y de hambre, los niños vieron un pájaro blanco que volaba frente a ellos y que para animarlos a seguir adelante les aleteaba en señal amistosa. Siguiendo el vuelo de aquel pájaro encontraron una casita construida toda de panes, dulces, bombones y otras confituras muy sabrosas. 
Los niños, con un apetito terrible, corrieron hasta la rara casita, pero antes de que pudieran dar un mordisco a los riquísimos dulces, una bruja los detuvo. 
La casa estaba hecha para atraer a los niños y cuando estos se encontraban en su poder, la bruja los mataba y los cocinaba para comérselos. 
Como Hansel estaba muy delgadito, la bruja lo encerró en una jaula y allí lo alimentaba con ricos y sustanciosos manjares para engordarlo. Mientras tanto, Gretel tenía que hacer los trabajos más pesados y sólo tenía cáscaras de cangrejos para comer. 
Un día, la bruja decidió que Hansel estaba ya listo para ser comido y ordenó a Gretel que preparara una enorme cacerola de agua para cocinarlo. 
- Primero - dijo la bruja - vamos a ver el horno que yo prendí para hacer pan. Entra tú primero, Gretel, y fíjate si está bien caliente como para hornear. 
En realidad la bruja pensaba cerrar la puerta del horno una vez que Gretel estuviera dentro para cocinarla a ella también. Pero Gretel hizo como que no entendía lo que la bruja decía. 
- Yo no sé. ¿Cómo entro? - preguntó Gretel.
- Tonta - dijo la bruja - mira como se hace - y la bruja metió la cabeza dentro del horno. 
Rápidamente Gretel la empujó dentro del horno y cerró la puerta. 
Gretel puso en libertad a Hansel. Antes de irse, los dos niños se llenaron los bolsillos de perlas y piedras preciosas del tesoro de la bruja. 
Los niños huyeron del bosque hasta llegar a orillas de un inmenso lago que parecía imposible de atravesar. Por fin, un hermoso cisne blanco compadeciéndose de ellos, les ofreció pasarlos a la otra orilla. Con gran alegría los niños encontraron a su padre allí. Este había sufrido mucho durante la ausencia de los niños y los había buscado por todas partes, e incluso les contó acerca de la muerte de la cruel madrastra. 
Dejando caer los tesoros a los pies de su padre, los niños se arrojaron en sus brazos. Así juntos olvidaron todos los malos momentos que habían pasado y supieron que lo más importante en la vida es estar junto a los seres a quienes se ama, y siguieron viviendo felices y ricos para siempre. 
FIN


¿Te gusta Piolín? ¡Coloréalo!


Extraído de Google Imágenes

Mariposa

Vamos a realizar una bonita mariposa que podremos colgar de nuestra habitación. En esta actividad los niños necesitaran la ayuda de sus padres.







  • Materiales.
    • Palitos de helado.
    • Cartulina de colores.
    • Cartulina estampada. 
    • Acrílico rosa. 
    • Cola. 
    • Brillantina. 
    • Marcardor.
    • Ojos de plástico.
  • Procedimiento:
Lo que debes comenzar haciendo es pintar el palito de helado con pintura acrílica rosa pastel. Deja secar. 
Luego recorta en papel blanco o rosado muy claro los dos corazones de mayor tamaño para hacer las alas de la mariposa. En base de estas recorta otras tres de menor tamaño en otros colores.


Pega las alas de la mariposa por la parte trasera del palito, luego pega sobre estas los otros tres corazones ubicados de mayor a menor tamaño.
Ahora debes colocar los ojos de plástico con un poco de cola, y termina pintando con el marcador la sonrisa de la mariposa.
Para decorarla, cúbrela con una capa fina de cola y luego rociala con brillantina sobre las alas, forma las antenas con alambre forrado. 

Extraído de Manualidades

Los siete cabritillos y el lobo

Era una cabra que tenía siete cabritos. Un día llamó a sus hijos y les dijo: 
- Voy al bosque a buscar comida para vosotros. No abráis la puerta a nadie. Tened cuidado con el lobo; tiene la voz ronca y las patas negras. Es malo y querrá engañaros.
Los cabritos prometieron no abrir a nadie y la cabra salió. 
Al poco rato llamaron: 
- ¡Tan! ¡Tan! Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre. 
- No. No queremos abrirte. Tienes la voz muy ronca. Tú no eres nuestra madre, eres el lobo. 
El lobo se marchó enfadado, pero no dijo nada. Fue a un corral y se comió una docena de huevos crudos para que se le afinara la voz. 
Volvió a casa de los cabritos y llamó. 
- ¡Tan! ¡Tan! Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre - dijo con una voz muy fina. 
- Enséñanos la pata. 
El lobo levantó la pata y los cabritos al verla dijeron:
- No. No queremos abrirte. Tienes la pata negra. Nuestra madre la tiene blanca. Eres el lobo.
El lobo se marchó furioso, pero tampoco dijo nada. Fue al molino, metió la pata en un saco de harina y volvió a casa de los cabritos. 
- ¡Tan! ¡Tan! Abrid hijos míos, que soy vuestra madre. 
Los cabritos gritaron: 
- Enséñanos primero la pata.
El lobo levantó la pata y cuando vieron que era blanca, como la de su madre, abrieron la puerta. 
Al ver al lobo corrieron a esconderse, muy asustados. Pero el lobo, que era más fuerte, se abalanzó sobre ellos y se los fue tragando a todos de un bocado. A todos, menos al más chiquitín que se metió en la caja del reloj y no lo encontró. 
Cuando la cabra llegó a casa vio la puerta abierta. Entró y todas las cosas estaban revueltas y tiradas por el suelo. 
Empezó a llamar a sus hijos y a buscarlos, pero no los encontró por ninguna parte. 
De pronto salió el chiquitín de su escondite y le contó a su madre que el lobo había engañado a sus hermanos y se los había comido. 
La cabra cogió unas tijeras, hilo y aguja, y salió de casa llorando. El cabrito chiquitín la seguía. 
Cuando llegaron al prado vieron al lobo tumbado a la orilla del río. Estaba dormido y roncaba. La cabra se acercó despacio y vio que tenía la barriga muy abultada. 
Sacó las tijeras y se la abrió de arriba a abajo. Los cabritos salieron saltando. 
En seguida, la cabra cogió piedras y volvió a llenar la barriga del lobo. Después la cosió con la aguja y el hilo. Y cogiendo a sus hijos marchó a casa con ellos, muy deprisa para llegar antes de que se despertase el lobo. 
Cuando el lobo se despertó tenía mucha sed y se levantó para beber agua. Pero las piedras le pesaban tanto que rodó y, cayéndose al río, se ahogó.
FIN

Extraído de BME

Vamos a colorear a un bebé oso


Extraído de Google Imágenes

Muñecos con pompones de lana

Hoy vamos a realizar unos simpáticos muñequitos con pompones de lana. De nuevo, los niños necesitaran la ayuda de un adulto. 





  • Materiales:
    • Lana de colores. 
    • Limpia pipas. 
    • Cuentas negras.
    • Fieltro amarillo, naranja y blanco. 
    • Pegamento. 
    • Ojos de plástico.
  • Procedimiento:
Para hacer los pollitos, haz los pompones de lana y luego con fieltro naranja recorta dos triángulos pequeños por cada pollito, para hacer las patitas. Recorta la base del triángulo en tres secciones y pégalas a la parte inferior del pompón. 
Con fieltro amarillo corta un óvalo pequeño que será el pico de los pollitos, cóselos con hilo negro por el medio. 
Pega dos cuentas negras encima del pico que serán los ojos, y para terminar haz la cresta de los pollos más grandes con lana roja. 
Con fieltro blanco y amarillo (según el muñeco) haz las alas y pégalas a los lados. 

Extraído de Manualidades

Caperucita Roja

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. 
Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.
Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas... 
De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella. 
- ¿A dónde vas, niña? - le preguntó el lobo con su voz ronca. 
- A casa de mi abuelita - le dijo Caperucita. 
- No está lejos - pensó el lobo para sí, dándose media vuelta. 
Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido - pensó, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles. 
Mientras tanto, el lobo se fue a casa de abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo. 
El lobo devoró a la abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta. 
La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada. 
- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes! 
- Son para verte mejor - dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela. 
- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes! 
- Son para oírte mejor - siguió diciendo el lobo. 
- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes! 
- Son para... ¡comerte mejoooor! - y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.
Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la abuelita. Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba. 
El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!. 
Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. 
Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó. 
En cuanto a Caperucita y a su abuela, no sufrieron mas que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su abuelita y de su mamá.
FIN




Extraído de Muldivia

Marcadores de lectura

Hoy vamos a realizar marcadores de lectura con forma de corazón, para saber por donde vamos en los cuentos que nos leen papá y mamá. 
Una vez más, los pequeños necesitarán la ayuda de sus padres para realizar la manualidad.




  • Materiales:
    • Trozo de cuero.
    • Tijera.
    • Marcador. 
    • Hilo.
    • Aguja fuerte. 
    • Papel.
  • Pasos a seguir:
    • Dibujamos un corazón en un papel y recortamos el mismo. Esto nos servirá como molde.
    • Cortaremos un trozo de cuero del tamaño de nuestro molde.
    • Volveremos a utilizar nuestro molde, pero en este caso cortaremos el corazón de papel por la mitad y tomaremos el triángulo que forma la parte posterior del mismo y haremos una copia nuevamente con el cuero.
    • Ahora, uniremos este triángulo al corazón completo haciendo uso de aguja e hilo. 
    • Una vez que lo tengamos listo, solo queda probarlo en un libro.

Extraído de Manualidades

Coloreemos a Hello Kitty y a sus amigos




Extraído de Google Imágenes

Colgadores para la puerta

De forma fácil, económica y sencilla vamos a obtener estos bonitos colgadores, una manualidad que requiere poco tiempo y de la que se obtienen grandes resultado. 
Para realizar los colgadores, los pequeños van a necesitar la ayuda de un adulto.




  • Materiales: 
    • Varios rectángulos de foamy en distintos colores, de acuerdo con el muñeco que queráis realizar.
    • Cola blanca.
    • Ojitos movibles. 
    • Tijeras. 
    • Lápiz y papel.
  • Procedimiento.
    • Realiza algunos bocetos del diseño que quieres obtener, pueden ser animales u otros modelos divertidos como frutas con ojitos u otros.
    • Si elegiste animales, recuerda hacer que los brazos o la cola sean los que hacen el aro para ser colgado en la puerta, si utilizas otro motivo, realiza un aro del mismo color de fondo de lo que elegiste.
    • Traspasa el dibujo final al foamy que será el color base para tu diseño. 
    • Recorta los detalles como orejas, nariz, pelo u otros para dar profundidad al diseño, y luego pégalos con la cola blanca y cuélgalo en la puerta.


Extraído de Woomanualidades

¡Vamos a colorear un elefante!



Extraído de Google Imágenes

El patito feo

Como cada verano, a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los más guapos de todos.
Llegó el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se congregaron ante el nido para verles por primera vez. 
Uno a uno fueron saliendo hasta seis preciosos patitos, cada uno acompañado por los gritos de alborozo de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse 
cuenta de que un huevo, el más grande de los siete, aún no se había abierto. 
Todos concentraron su atención en el huevo que permanecía intacto, incluso los patitos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento.
Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente pato, más grande que sus hermanos, pero ¡oh, sorpresa!, muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis... 
La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan feísimo y le apartó con el ala mientras prestaba atención a los otros seis. 
El patito se quedó tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían...
Pasaron los días y su aspecto no mejoraba, al contrario, empeoraba, pues crecía muy rápido y era flacucho y desgarbado, además de bastante torpe el pobrecito. 
Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de él llamándole feo y torpe.
El patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos de verdad que le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una mañana muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huyó por un agujero del cercado. 
Así llegó a otra granja, donde una vieja le recogió y el patito feo creyó que había encontrado un sitio donde por fin le querrían y cuidarían, pero se equivocó también, porque la vieja era mala y sólo quería que el pobre patito le sirviera de primer plato. También se fue 
de allí corriendo.
Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que pretendían dispararle.
Al fin llegó la primavera y el patito pasó por un estanque donde encontró las aves más bellas que jamás había visto hasta entonces. Eran elegantes, gráciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente acomplejado porque él era muy torpe. De todas formas, como no tenía nada que perder se acercó a ellas y les preguntó si podía bañarse también. 
Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vio en el estanque, le respondieron: 
- ¡Claro que sí, eres uno de los nuestros! 
A lo que el patito respondió:
- ¡No os burléis de mí! Ya sé que soy feo y desgarbado, pero no deberíais reír por eso... 
- Mira tu reflejo en el estanque - le dijeron ellos - y verás como no te mentimos.
El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vio le dejó maravillado. ¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne! Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne más blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque.
Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivó feliz para siempre.
FIN


Cuento extraído de Mundivia

jueves, 5 de enero de 2012

Un mundo en miniatura

"Un mundo en miniatura" es un blog dedicado a niños y padres, ya que los niños podrán pasar ratos entretenidos y los padres tendrán con que mantener a los niños entretenidos. El blog estará dividido en diferentes apartados como son:
  • Cuentos. En este apartado, los padres podrán leerle a los niños diversos cuentos infantiles.
  • Manualidades. Donde los niños y padres encontrarán manualidades sencillas de realizar.
  • Colorea. Donde encontrarán diversos dibujos que los pequeños podrán colorear tranquilamente.
Además, el blog cuenta con un reproductor de música con canciones infantiles que los peques podrán escuchar a medida que colorean o realizan manualidades.